Sobre mí:

Ananda Castaño (Silly Sally)

Mujer lesbiana, feminista, con discapacidades y enfermedades crónicas. En 2011 mi vida se hizo más a contracorriente, más intermitente. Desde 2014 he hecho activismo por diferentes causas que me afectaban personalmente, desde mi cama y desde los pocos espacios que a veces aún podía habitar. La academia no parece compatible con la enfermedad, y la filosofía se me quedó inútil frente a mi vivencia, entonces llegó el feminismo.
Me re-vivo con palabras. El mío es un feminismo de supervivencia.

Es difícil contarse a una sin percatarse de un flagrante reduccionismo, unos sesgos perturbadores, un síndrome de la impostora desde la primera frase. Jamás quise hacerme personaje, pero hace tiempo que me gobiernan mis circunstancias. Hasta ahora he querido contribuir como podía al pensamiento de las mujeres, de un modo quizás socrático, que es el que me sale natural, con el diálogo en el tú a tú más que con la escritura. Un modo que realmente me resulta más bien lésbico, porque siempre ha estado motivado por el valor que encuentro en la otra, en su palabra y su escucha, en cómo me recibe y acompaña.
La necesidad de ser recibida es apremiante a veces después de haber vivido la realidad de las enfermedades que me acompañan, la total incomprensión promovida por el sistema, ya que la Fibromialgia, la Encefalomielitis Miálgica, la Sensibilidad Química múltiple y otras muchas enfermedades emergentes, son mayoritariamente de mujeres, y eso es razón suficiente para que sean ocultadas de nuestra conciencia colectiva. Además de esto, como ya denunciaron las feministas radicales con la emergencia del cáncer, son enfermedades en gran parte producto del sistema, productos materiales, desde sus residuos a sus modos de vida, pasando por las instituciones que han creado para desestimar nuestros testimonios, lo que se consigue es enfermarnos, cronificarnos y muchas veces destruirnos.
Epistemológicamente lo han logrado al menos, mujeres así de enfermas y abandonadas no somos concebibles, sin embargo somos millones, abandonadas a nuestra suerte, dependiendo del cuidado de quienes pese a todas las Grandes Mentiras sí nos ven, mayormente sólo porque nos tienen cerca, habitualmente sólo nuestras madres, hijas, o las mujeres que más nos aman.

La comprensión de mi realidad por parte de otras mujeres, que no me viven tan cerca, quisiera esperar que ayudase a muchas otras en una situación similar a la mía.

La capacidad del feminismo de incluir las realidades más complejas de las mujeres, y generar estrategias de acción para su liberación de lo que nos oprime, es algo que muchas sentimos como una emergencia y la única esperanza. La teoría feminista que marginaliza estas experiencias en lugar de ponerlas en el centro, haciéndolas motivadoras de acciones concretas, precisamente porque son las que muestran las metas concretas a conseguir, frente a un idealismo y un individualismo que nos desactiva, no tendrá más recorrido que el académico o el que estamos viviendo actualmente en redes, el feminismo superficial de exaltar personalismos de supuesta representación masiva y hacer del feminismo un entretenimiento y un juego de bandos, recordando a los fanatismos del deporte de los hombres o a las jerarquías de sus políticas institucionalistas que la historia nos demuestra que acaba vendiéndonos al mejor postor por mantener puestos de poder.

Ser vistas, recibidas, obtener la comprensión y el reconocimiento de nuestra realidad por parte de alguien más, es algo que a las mujeres completamente silenciadas, abandonadas y marginalizadas desde el sistema se nos hace fundamental a muchos niveles, para poder seguir construyendo desde nosotras mismas pese a la invalidación de las narrativas imperantes. He encontrado en el feminismo lésbico no sólo una ratificación de mi vivencia como lesbiana desde temprana edad, sino la base epistemológica y de valores para ese reconocimiento de aquellas mujeres que el sistema que las rodea niega y destruye simbólica y ontológicamente. Las mujeres que se identifican con las mujeres tienen la capacidad de ver a aquella que ha sido convertida en completa otredad por el sistema con unos ojos abiertos a recibir su realidad por completo, que nada tiene que ver con lo que todo nuestro sistema nos dice de ella. En ese recibir las diferencias como algo que nos hace crecer desde el amor, que explicaba Audre Lorde, la realidad de todas las mujeres puede hacerse común, entendible, significable, y desde ese conocimiento común y el análisis que emerge de él podremos hacer un completo exorcismo de la religión del patriarcado, como decía Mary Daly.

Siento que si no somos capaces de ver todas las consecuencias de este sistema necrofílico en todas nosotras, nos dejaremos mucho de él dentro. Dentro de las sociedades que construyamos y dentro de nosotras mismas.

En este blog me mostraré en mis ensayos, mis poemas, mis reflexiones y las otras maneras de romper mi silencio y mi falta de significación que he ido elaborando a lo largo del tiempo.

En este blog pretendo llamar a la acción de generar comunidad y no sólo pensamiento, a través de la reflexión que parte sobre todo de la vivencia, que concibe al feminismo como una manera de habitar la realidad y usar la libertad que podamos encontrar para expandir la misma, para generar culturas que no nos opriman sino que nos afirmen, juntas.

Gracias por leerme y acompañarme.